Por dios, ella tan glamourosa, tan pagada de sí misma, tan posh, y tiene unos juanetes del diez.
No se me ocurre afearle el defecto, válgame el cielo, lo que me alegra es comprobar que es humana, mortal y que como quien más quien menos tiene algo mal hecho.
Tantos años subida a los tacones imposibles le han destrozado los pies a Victoria Beckham, que se niega a entrar en el quirófano para corregir esa deformidad, porque eso le supondría estar dos meses sin poder llevar alzas y porque ir sin tacones no es nada elegante; di que sí, antes muerta que sencilla. Sin tacones le resulta complicado poner en marcha su materia gris, Victoria dixit.
La Beckham ha reconocido en más de una ocasión que odia sus pies, «son la cosa más desagradable de mí», y está dispuesta a aguantar el dolor a pesar de las recomendaciones de su médico, que le insiste en que se opere los pinreles y que utilice otro tipo de calzado.
Pero ella no quiere ni oír hablar de ponerse, por ejemplo, unas bailarinas: «Odio las bailarinas. No puedo caminar con ellas. A no ser que esté haciendo ballet, no me gustan. Me encantan los tacones».
Pues a enseñar juanete, que es de lo poco que le debe unir al resto de los mortales.
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