La mayoría de personas ha sufrido alguna vez de un aumento de la transpiración. Este es un problema persistente en aquellas personas en que la transpiración es excesiva y el crecimiento de bacterias en los pies puede provocar un olor desagradable siendo desencadenante de situaciones embarazosas y desagradables.
La sudoración de los pies es un trastorno conocido como hiperhidrosis y está muy relacionado con el hecho de cómo “trabajan” las glándulas sudorípadas en esta parte del cuerpo.
Existen más glándulas sudorípadas por cm2 en el pie que en cualquier otra parte del cuerpo. Un pie tiene aproximadamente 250.000 glándulas sudorípadas y producen diariamente 500 ml de sudor. Su función es la de mantener la piel húmeda y por lo tanto flexible. En el pie se secreta durante todo el tiempo, no sólo como respuesta al calor o al ejercicio, como sucede en otras partes del cuerpo.
La sudoración de los pies puede estar causada por un esfuerzo del pie. Puede ser debido a un problema estructural o por que el pie está bajo tensión o cansado, como por ejemplo cuando hemos permanecido todo el día de pie. El calor puede aumentar el problema. A veces también puede ser de origen hereditario.
En los adolescentes, probablemente la sudoración de los pies puede estar causada por la sobre-acción de las glándulas sudorípadas debido a los cambios hormonales que se producen durante este periodo.
Otra de las causas puede ser como respuesta a las emociones, estrés mental o emocional, si bien en este caso es frecuente observarlo también en las palmas de las manos.
Dependiendo de la causa del problema el tratamiento es variado:
- La higiene del pie tiene que ser adecuada. Se aconseja realizar baños de pies con agua templada o fría y jabón de ph acido
- Secar el pie cuidadosamente, evitando dejar restos de humedad entre los dedos
- Recurrir al uso de plantillas, cremas, sprays, polvos, etc. para evitar que el pie sobrepase el nivel de humedad.
- Cambiar los calcetines cada día. Si el problema es muy evidente, dos veces al día y evitar calcetines de material sintético.
- Utilizar calzado que permita la circulación del aire y que el pie pueda respirar (la piel es buena).
- Procurar alternar y ventilar los zapatos regularmente, tanto el deportivo como el de uso común, para evitar el exceso de humedad.
Si el problema persiste acuda al podólogo/a, será quien le realice una valoración del problema y le indicará el tratamiento más adecuado según su caso. En el mercado existen diferentes productos para combatir los problemas relacionados con el exceso de sudor. Son tratamientos con características particulares, que responden a las necesidades concretas de cada situación fisiológica. De su correcta elección depende la eficacia de los mismos.
Elena de Planell Mas
Prof. Asociada E.U. Podología
Universidad de Barcelona
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